Si bien es cierto que, la CISTITIS INTERSTICIAL es una de las patologías urologicas que afecta la esfera social, emocional, familiar, laboral, etc; también es cierto que un diagnóstico oportuno y la instauración de un tratamiento eficaz, permiten una recuperación inmediata del paciente y mejoría notable en la calidad de vida.
Esta enfermedad que con frecuencia es diagnosticada erradamente como infección de las vías urinarias (cistitis) y, a menudo pasan años sin un diagnóstico correcto; requieren ser manejados por médicos urologos especializados y con amplia experiencia en el área uroginecologica.
Hace 2 mes atendí a una paciente mujer de 28 años con un tiempo de enfermedad de 2 años y un cuadro clínico caracterizado por: Dolor parte baja del abdomen, dolor vaginal, frecuencia miccional aumentada (acudía al baño, 20 veces durante el dia y 3 veces durante la noche), urgencia miccional (sensación imperiosa de orinar). Tenía el antecedente de haber sido tratada con múltiples tratamientos antibióticos y antisepticos de la vía urinaria, sin obtener mejoría alguna. Al momento del examen, la paciente se encontraba desesperada y existía un fuerte componente depresivo, debido a que en todo este tiempo no presentaba mejoría del cuadro clínico que la afectaba; llegando a pensar en ocasiones de que tenía algún tipo de cáncer.
Se procedió a realizar los examenes auxiliares diagnósticos: Urocultivo negativo y examen de sangre sin alteraciones, ecografía renal y vesical normal. La cistocopia bajo anestesia más hidrodistensión demostró la presencia de glomerulaciones y úlceras de Hunner, siendo el diagnóstico de cistitis intersticial grado moderado.
Y ahora lo más importante, el tratamiento a instaurar. Hay que tener en cuenta que los diferentes tratamientos que existen para la cistitis intersticial pueden ser efectivos dependiendo del grado de la enfermedad y del estado del paciente. No todos los pacientes responden al tratamiento instaurado, teniendo en ocasiones que asociar varios medicamentos.
Se decidió iniciar un tratamiento con un antidepresivo triciclico, un antiinflamatorio y lo más importante terapia conductual: Modificación de la dieta e ingesta de líquidos, apoyo psicológico y ejercicios de reentrenamiento vesical (gran error cuando el medico no explica y trata adecuadamente este tema; podrá recibir múltiples medicamentos, pero si no toma un especial cuidado en la terapia conductual, el tratamiento no será efectivo.
La evolución después de 1 mes de tratamiento revela una notable mejoría, presentando una frecuencia miccional normal y el dolor pélvico controlado.
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